Pensé que solo en mi vida real existía ese mal pensamiento llamado ENVIDIA......Pues llevo varios meses experimentando la mala fe de las personas una envidia tan fea en un juego virtual donde pensé que pues la idea era hacer amigos.....Pero resulto que si puedes hacer amigos pero pocos son verdaderos y que lo mas que me gane fue una pandilla de ENVIDIOSOS.....
Para todos los que me ENVIDIAN pues les dejo claro que........
La envidia me inspira. Hablen envidiosos que me escribo un libro.
Acéptalo soy lo mejor!
Gracias, tu envidia me hace feliz y a ti te pudre.
Lo siento pero al Sol no se le oculta con un dedo. losser
Me dan pena. Son, hoy como siempre, pobres antisociales.
Mi hermosura no se crea ni se destruye solo te hace llorar. Te dolió pues a sobarse
La guapura interna es la que busco así que ahorre los comentarios.
Soy tan feliz que a muchos duele.
Antes de criticarme mírate en un espejo y escupe lo que miras.
Gracias por sus halagos y también por sus críticas.
Descansemos en los brazos del Señor, sabiendo que los malos deseos de los envidiosos no tendrán poder contra nosotros.
Piensa que el Dios que te creó por amor no puede dejarte a merced de los malos deseos de los demás.
Podemos aliviarnos y despertar la confianza rogándole con los siguientes salmos:
Desaparece la lealtad en la humanidad, falsedades se dicen entre sí (Sal 12, 2-3).
Ten piedad Señor, que me pisotean, me atacan y me oprimen todo el día (Sal 56, 2).
Líbrame de mis enemigos, Señor, porque busco refugio en ti (Sal 143, 9).
Sálvame de todos mis perseguidores, líbrame (Sal 7, 2).
Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi refugio (Sal 31, 5).
Y cuando hemos sido humillados, a causa de la envidia de los demás, el mejor refugio es la amistad de Dios, que no consentirá que nos quedemos postrados, lamentándonos y escarbando nuestras heridas. Él siempre nos levantará para que sigamos caminando en el amor, el servicio y la paz:
No te alegres por mí, enemigo mío, porque aunque caí, me levantaré. Y aunque estoy postrado en las tinieblas, el Señor es mi luz (Miq 7, 8).
El peor daño que pueden hacernos los envidiosos es llenarnos de miedo y de rencor. Si no les tuviéramos miedo y no estuviéramos pendientes de ellos, entonces nos sentiríamos fuertes, y así podríamos defendernos de ellos sin sufrir tanto. Porque el temor, la tensión interior y el sufrimiento que eso nos causa, nos debilita, nos perturba. Y esa perturbación puede llegar a enfermarnos o a distraernos tanto, que ya no seamos capaces de resolver nuestros problemas.
Por lo tanto, el mejor modo de defendernos es no permitir que nos inquieten y entregarnos a nuestras tareas con amor.
A veces, lo que más nos preocupa es que los envidiosos nos critiquen, nos hagan quedar mal, o nos calumnien por todas partes. Pero ese temor es muy dañino, sobre todo si somos orgullosos y vanidosos. Cuando estamos muy pendientes de nuestra imagen y de lo que digan los demás, nos llenamos de angustia por cualquier crítica o comentario sobre nuestra persona. Y no vale la pena desgastarse tanto por la apariencia social.
Es bueno, entonces, pedirle al Señor que toque nuestro corazón y nos regale una profunda humildad; que nos haga descubrir que no somos tan importantes como para preocuparnos tanto por lo que digan de nosotros.
Hay quienes sufren mucho porque necesitan que los demás los aprueben y los valoren. Por eso tienen mucho temor a las críticas y a los comentarios de los envidiosos. Olvidan que lo único importante es la mirada del Señor, que nos ama, comprende nuestras debilidades y conoce todo lo bueno que hay en nosotros. Si le pedimos a Dios que sane nuestro orgullo con su mirada, entonces dejará de perturbarnos lo que digan los envidiosos, y no seremos esclavos del qué dirán.
Así nos liberamos del mal que puedan causarnos las envidias ajenas. Porque quien teme al Señor de nada tiene miedo, de nada se acobarda, ya que él es su esperanza (Ecli 34, 14). Entonces digamos con los salmos:
En Dios confío y ya no tengo miedo. ¿Qué podrá hacerme un mortal? (Sal 56, 5).
Sé que el Señor protegerá al humilde (Sal 140, 13).